Como comentábamos en nuestro anterior post y como resumen, la delegación exitosa implica empoderar a los empleados otorgándoles
la autoridad necesaria y permitiéndoles ejercer autonomía para lograr sus
tareas y metas de manera efectiva.
Sin embargo, ¿Cómo se maneja, gestiona un proceso de
delegación efectivo?
Recordemos que un proceso de delegación implica transferir
la responsabilidad de llevar a cabo una tarea o proyecto a una persona o
miembro del equipo, mientras se les otorga la autoridad necesaria para tomar
decisiones relacionadas con esa tarea.
Para ello se requiere realizar las siguientes acciones:
Identificar las tareas adecuadas para
delegar. El primer paso es determinar qué tareas son apropiadas para
ser delegadas. Estas suelen ser actividades que otros miembros del equipo
tienen la capacidad y el tiempo para manejar.
Seleccionar a la persona adecuada: Identifica
al miembro del equipo con las habilidades, conocimientos y experiencia
adecuados para llevar a cabo la tarea. Ten en cuenta las fortalezas y
debilidades individuales.
Establecer expectativas claras: Comunica
de manera precisa los objetivos, las metas y los plazos relacionados con la
tarea delegada. Asegúrate de que el empleado comprenda lo que se espera.
Otorgar autoridad: Proporciona
la autoridad necesaria para tomar decisiones relacionadas con la tarea. Esto
puede incluir la toma de decisiones sobre recursos, procesos y la gestión de
problemas.
Proporcionar apoyo y recursos: Asegúrate
de que la persona de tu equipo tenga acceso a los recursos, la información y el
apoyo necesarios para llevar a cabo la tarea con éxito.
Establecer un sistema de seguimiento: Define
cómo se informará el progreso y cómo se mantendrá el contacto con el empleado.
Establece puntos de control o reuniones periódicas para evaluar el avance.
Fomentar la rendición de cuentas: Deja
en claro que la persona es responsable de la tarea delegada y que debe rendir
cuentas por los resultados. Esto fomenta la responsabilidad y el compromiso.
Retroalimentación y apoyo continuos: Ofrece
información de retorno, de progreso de manera constructiva y apoyo a lo largo
del proceso. Asegúrate de estar disponible para responder preguntas y resolver
problemas.
Evaluar y reconocer el desempeño: Evalúa
el desempeño del empleado una vez que se complete la tarea. Reconoce los logros
y proporciona retroalimentación que pueda ayudar a mejorar el proceso de
delegación en el futuro.
Aprender y ajustar: Después
de cada proceso de delegación, reflexiona sobre lo que funcionó y lo que podría
mejorarse. Utiliza esta retroalimentación para perfeccionar tus habilidades de
delegación en futuras ocasiones.
La delegación efectiva no solo
alivia la carga de trabajo del líder, sino que también permite el desarrollo de
habilidades de los empleados, aumenta la motivación y el compromiso, y mejora
la productividad en la organización.
Sin embargo, es importante
recordar que la delegación exitosa requiere una comunicación clara, una
definición precisa de roles y responsabilidades, y la confianza en los miembros
del equipo.
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