Autonomía, Autoridad y Proceso de Delegación (1)

 


Los conceptos de "autonomía" y "autoridad" son esenciales en el proceso de delegación y en la gestión de equipos.
 
A continuación, os explicamos sus significados y su relación con la delegación.
 
En cuanto al significado de la autonomía, ésta se refiere a la capacidad de una personas o de los miembros un equipo para tomar decisiones y actuar de manera independiente, sin la necesidad de una supervisión constante o aprobación constante de un superior. Implica la libertad de tomar decisiones dentro de ciertos límites y responsabilidades definidos.
 
¿Para qué nos sirve la autonomía?
 Para muchas personas (entre las que me encuentro) es fundamental para fomentar la responsabilidad, la motivación y la creatividad en los empleados. Les permite sentirse empoderados y comprometidos, ya que tienen la capacidad de tomar decisiones que afectan su trabajo y contribuyen al logro de los objetivos organizacionales.
 
¿Y qué significado tiene la autoridad?
Ésta se refiere al poder o el derecho para tomar decisiones, dar órdenes, instrucciones, ofrecer pautas y ejercer el control sobre otras personas o recursos.
 
En un contexto empresarial, la autoridad suele derivar de un cargo o posición jerárquica dentro de la organización.
 
¿Para qué sirve la autoridad?
Es relativamente necesaria para mantener el orden y la toma de decisiones efectiva en una organización. Las personas directivas necesitan autoridad (obtenerla o conseguirla) para delegar tareas y tomar decisiones estratégicas.
 
¿Qué relación tienen ambas variables (autonomía y autoridad) con el proceso de delegación?
Entendemos que la delegación es el proceso de transferir la responsabilidad de llevar a cabo tareas (ejecución) y la autoridad necesaria para tomar decisiones relacionadas con esas tareas a un empleado o miembro del equipo. En la delegación, los líderes (que tienen autoridad) otorgan autonomía a sus subordinados para que puedan asumir tareas y tomar decisiones de manera independiente dentro de los límites establecidos.

La delegación exitosa implica equilibrar la autonomía y la autoridad. Cuando se delega, el líder está otorgando la autoridad a la persona, lo que les permite tomar decisiones y actuar por sí mismos. La autonomía que se proporciona permite al empleado ejercer esa autoridad de manera efectiva.

Una delegación efectiva implica:
  • Establecer expectativas claras.
  • Proporcionar recursos y apoyo necesarios.
  • Definir límites y responsabilidades.
  • Fomentar la rendición de cuentas.
  • Ofrecer información de progreso (retroalimentación) y seguimiento.
En resumen, la delegación exitosa implica empoderar a los empleados otorgándoles la autoridad necesaria y permitiéndoles ejercer autonomía para lograr sus tareas y metas de manera efectiva.

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