Si quieres persuadir a alguien sobretodo en una presentación, tendrás que darle argumentos. El orden en que plantees tu propuesta y tus razonamientos puede dar pie a una estructura argumentativa de tipo:
- Deductiva: si lo primero que planteas es tu propuesta y a continuación los argumentos.
- Inductiva: si formulas tu propuesta al final, después de proporcionar todos los argumentos.
Ésta sería la secuencia de exposición, algo más detallada:
- Posición: En primer lugar, tenemos que ubicar a la audiencia con una descripción de la situación actual acerca del problema que vamos a plantear.
- Problema: En segundo lugar, definiremos el problema con el que topamos. De este modo quedará definido también el objetivo a lograr.
- Posibilidades: A continuación, expondremos las distintas opciones o estrategias para solucionar el problema. Empezaremos con los puntos de vista con los que no estamos de acuerdo, pero los enunciaremos de forma neutra y los iremos descartando con argumentos convincentes (problemas que presenta, por ejemplo).
- Propuesta: Finalmente y después de descartar el resto de posibilidades, propondremos nuestra solución, el residuo que queda después de rebatir las anteriores.
Esta forma de argumentar es adecuada para temas controvertidos porque el ponente tiene el detalle de tener en cuenta y plantear primero las opciones contrarias a su punto de vista y eso refuerza su credibilidad ante la audiencia.
Además, al exponer esas opciones evita en cierto modo que la audiencia se las plantee más adelante, o que si lo hace utilice un tono más conciliador.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por tu aportación.