Es habitual en mis acciones de formación que en algún momento haga referencia a las llamadas siete preguntas del cronista. Es un buen recurso que me sirve para dar estructura a un plan de acción o tan sólo ordenar información.
En un primer momento muchos se sorprenden. No saben a qué me refiero pero doy una pista. La pista son las 7W y entonces se iluminan a algunos la cara y saben a qué quiero decir. Pero no todos.
Las preguntas además de reconocerlas tenemos que ponerlas en un orden efectivo; dicho orden además pueden servirnos como elemento de diagnóstico de tu propio estilo de dirección; a saber: si el orden por ejemplo es el siguiente, ¿a qué nos estaremos refiriendo como estilo de dirección?
- Cómo
- Quién
- Cuando
- ...//...
Evidentemente todo es opinable pero desde mi punto de vista si empezamos con el cómo somos mucho más instructivos, directivos.
¿Qué os sugiere este orden?
- Qué
- Por qué
- Para qué
Desde mi punto de vista este orden nos indica una mayor efectividad en la organización además de incrementar el sentido, la motivación y la finalidad de las cosas.
Y aquí es cuando asalta la segunda cuestión. ¿Qué diferencia existe entre Por qué y Para qué?
Aquí surgen muchas discusiones que me permiten opinar acerca de la dificultad de algunas personas en distinguir motivación y finalidad; es decir, en causas y consecuencias de las acciones; ya sean éstas directivas o ejecutivas.
Como mínimo da para discutir pero en el fondo me preocupa. Si no sé cuál es la motivación de mis actos y sus consecuencias o resultados predecibles, ... ¿cómo voy a dirigir a personas?
Por cierto, un orden adecuado de las siete preguntas de cronista son las siguientes:
- Qué (resultados/objetivos) Recordad que siempre se busca conseguir algo y no hacer algo
- Por qué (motivos, causas)
- Para qué (finalidad)
- Quién (sujeto)
- Cuando
- Dónde
- Cómo (procedimiento)
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